. El
arpa se hace flamenca. Ana Crismán
Dicen que cuando el flamenco no podía sorprendernos
más, como caído del cielo, una melodía casi angelical, comenzó a sonar,
rompiendo las barreras del sonido. Volviéndose inmensamente necesaria para los oídos de
cualquier enamorado de esta casi indescriptible pasión.
Una dulce armonía se desprendía desde las cuerdas de
una resplandeciente arpa, acariciada desde lo más profundo del alma de una
grandiosa mujer.
Una mujer que
decidió abandonarlo todo para convertirse en la unión de corazón y sentimientos
bañados de arte flamenco. Consiguiendo así, que un mundo entero se sintiera
arrodillado ante tan impresionante compás.
Ana Crismán, hoy, mis palabras van dedicadas a ti,
por llenar el vacío que en mi interior siento al estar lejos de esa tierra y
ese barrio que juntos nos vio crecer y que tantos momentos dulces y amargos nos
hizo compartir, para no dejar de recordarlos y poder expresarlos de esta forma
especial.
Tu sentir flamenco, tu belleza, tu sencillez,
siempre me ha llenado de satisfacción y de orgullo, al ver cómo has luchado por
encontrar aquello que desde pequeña se estaba creando en tu interior y en
silencio guardabas como un tesoro para que nadie te lo pudiera arrebatar.
Siempre he creído en ti de una manera indistinta y
sabia que algo estabas planeando.
Pero…
Querida amiga mía, tengo que decirte que una vez más
has sorprendido con tu magia interior. Y sé que tu fuerza, tu valentía y solidez,
sabrán hacerlo de nuevo miles y miles de veces más. Porque amas lo que haces y
haces lo que amas, sin miedo a perderlo todo. Y eso te hace grande y ser la
persona que eres hoy y que fuiste en el ayer.
Siempre se ha dicho que la poesía y la música han
ido cogidas de la mano para enseñarnos el verdadero sentimiento de un alma
enloquecida. Creo que esa locura que nos une, nos mantendrá a su vez más cuerdo
que nadie.
Todo el que tiene el placer de conocerte plenamente, sabe que esa melodía no sale solamente del arpa, si no que una conexión interior que recubre todo tu cuerpo, se dispara desde tu corazón hasta la yema de tus dedos, provocando que cada flamenco, desde el cielo hasta la tierra, tenga que arrancarse con su cante o con su baile, hipnotizados por tan preciado regalo que tú has creado desde la nada.
Un placer siempre querida Ana Crismán.
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