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Los que dan el todo





Los que dan el todo


Hay personas que no consiguen estar de brazos cruzados, esperando que las cosas sucedan para poder después decidir cuál es la mejor manera de contarlo. Simplemente van decidiendo a medida que actúan, sintiendo cada palabra, cada letra, cada vocal. Convivir con este tipo de personas es importante para un escritor, porque este debe entender que antes de ponerse frente al papel, debe ser lo bastante libre como para cambiar de dirección a medida que su imaginación viaja. 
Después de escribir una frase, debe poder decirse a sí mismo:
«Mientras escribía, recorrí un largo camino y ahora concluyo este párrafo con la conciencia de que arriesgo lo necesario y doy lo mejor de mí mismo». 
Este es el caso de Jesús Lara González de Quevedo. Sus escritos penetran en el alma de quienes los leemos. Nos hacen experimentar todas las emociones existentes y nos transportan a la fantasía real de hechos y sentimientos. Su peculiar estilo rompe barreras. Nuestro escritor combina lo real con lo maravilloso para hacer vibrar corazones. Saca de su alma su sentir para que cobre luz propia, pero, a su vez, logra que los lectores se sientan identificados. 
El caballero del alma, con sus dones, hace realidad su aspiración cuando dice: 
«Me encanta deleitarme con cada palabra, perderme en el mundo de la escritura para poder regalaros estos textos escritos desde lo más profundo de mi ser. Se trata de cambiar de alguna  forma un poco este alocado 
mundo e ilusionar el corazón de mis lectores, hasta el punto de lograr con ellos formar una gran familia en la que solo con las palabras nos lleguemos a entender». 
Tenemos que agradecer infinitamente esas palabras a nuestro escritor, pues logra su propósito. Su arte cautiva y hace tomar conciencia de que hay cosas de gran cuantía: los sentimientos del corazón y el alma en sí.

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